Época: Guerras Israel
Inicio: Año 1900
Fin: Año 2004

Antecedente:
Hacia el Estado de Israel



Comentario

A finales del siglo XIX, comenzaron a llegar a Palestina colonos judíos que huían de los pogromos de la Rusia zarista y aspiraban a vivir en paz o llegaban ilusionados siguiendo el mensaje sionista que propiciaba "el retorno a Eretz Israel" (la Tierra de Israel) a fin de crear un hogar donde los hebreos no fueran perseguidos.
Más allá de ocasionales choques singulares con la población nativa, los inmigrantes hebreos consiguieron llegar al fin del dominio turco sobre Palestina sin grandes enfrentamientos frontales con los árabes. Derrotada en la Primera Guerra Mundial, la Sublime Puerta fue reemplazada en el Próximo Oriente por las potencias aliadas. Una Legión Judía había combatido junto a los británicos y la comunidad hebrea esperaba una administración británica favorable a sus intereses. Lord Balfour, ministro de Exteriores británico, envió en 1917 una carta al presidente de la Federación Sionista de Gran Bretaña, Lord Lionel Walter Rotschild, comunicándole que el Gobierno británico vería "favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío...".

Londres trataba de evitar que Rusia hiciera una paz por separado con Alemania, de comprometer a EE UU con los Aliados y oponerse a las pretensiones francesas sobre Palestina. Además de comprometer a los judíos en la defensa oriental del Canal de Suez. "El establecimiento de un Estado judío fuerte -había dicho Winston Churchill, Primer Lord del Almirantazgo- no sólo será una enorme ventaja para el Imperio Británico sino también un paso sustancial hacia una disposición armoniosa del mundo hacia el pueblo" (judío).

A pesar de que la Declaración Balfour aclaraba que se respetarían los derechos de las comunidades no-judías, el documento confirmaba los temores de los nativos de que la intención última era desplazarlos de Palestina, donde, en 1881, había sólo 24.000 judíos en una población que alcanzaba el medio millón de personas. En 1914, se había triplicado el número de hebreos que ya eran, además, propietarios de algunas tierras de cultivo adquiridas con fondos de la banca judía: hasta 1908, habían comprado 400.000 dunams (40.000 ha), donde establecieron varias colonias agrícolas.